Redentor- Jay McLean

Se dice que tu vida destella ante tus ojos cuando mueras. Sólo debe suceder a aquellos cuyas vidas eran dignas. Claramente, la mía no lo era. Lo único que me pasó fue una repetición de lo que pensé que era mi muerte. La explosión de la pistola mientras se apagaba. La pérdida de mi aliento como doscientas libras de peso muerto cayó encima de mí. Y luego la oscuridad. Esto se repite una y otra vez. Cuando el tipo se agachó junto a mí y me preguntó si estaba herido, lo único que pude ver, sentir, oír, fueron esos pocos segundos. Incluso ahora, mientras me sentaba en la parte trasera de una furgoneta apagada, era lo único que pasaba por mi mente. Tiro, aliento, oscuridad.