Morris Micklewhite y el vestido de mandarina- Christine Baldacchino

Morris tiene una gran imaginación. Él pinta cuadros asombrosos y él ama el centro de vestir de su sala de clase, especialmente el vestido de la mandarina. Le recuerda a los tigres, el sol y el cabello de su madre. Los otros niños no entienden - los vestidos, dicen, son para las muchachas. Y Morris ciertamente no es bienvenido en la nave espacial que sus compañeros están construyendo - los astronautas, dicen, no usan vestidos. Un día Morris tiene un dolor de estómago, y su madre le permite quedarse en casa de la escuela. Se queda en la cama leyendo sobre elefantes, y sus sueños acerca de una aventura espacial con su gato, Moo. Inspirado por su sueño, Morris pinta un cuadro fantástico, y todo comienza a cambiar cuando él lo lleva a la escuela.