Última posición: Bolos 4- Keith Laumer

Controlados por sus incansables cerebros electrónicos que estaban programados para no admitir ninguna posibilidad de derrota, los gigantescos tanques de robots conocidos como Bolos eran casi indestructibles y casi imparables. Casi. Casi. Un enemigo suficientemente determinado, armado con un poder de fuego casi ilimitado y dispuesto a sufrir pérdidas terribles, podría destruir un Bolo. Pero incluso un Bolo terminalmente dañado sigue siendo un oponente a tener en cuenta, y mientras la inteligencia artificial de Bolo retenga un parpadeo de conciencia, su indomable impulso para defender a la raza humana contra todos los enemigos lo impulsará hacia adelante. Los Bolos pueden ser destruidos, ¡pero nunca se rinden!