Lave esta sangre limpia de mi mano- Fred Vargas

Entre 1943 y 2003 nueve personas han sido apuñaladas hasta la muerte con un arma muy inusual: un tridente. En cada caso, se realizaron arrestos, los sospechosos confesaron sus crímenes y fueron sentenciados a cadena perpetua. Un detalle ligeramente preocupante: cada presunto asesino perdió el conocimiento durante la noche del crimen y no se acuerda de ello. El Comisario Adamsberg está convencido de que todos los asesinatos son obra de una persona, el aterrador juez Fulgence. Años antes, el propio hermano de Adamsberg había sido el principal sospechoso en un caso similar y evitó la prisión sólo gracias a la ayuda de Adamsberg. La historia se repite cuando Adamsberg, temporalmente radicado en Quebec para una misión de entrenamiento, es acusado de asesinar salvajemente a una joven Se había encontrado Para probar su inocencia, Adamsberg debe salir de la policía canadiense y encontrar al juez Fulgence. Esta es la mejor novela del incomparable Fred Vargas.